martes, julio 6

Los Sonidos y Silencios

Podría escribir sobre la Independencia de México, la Revolución, o quizá sobre un cambio Nacional al ser presidente, pero este no es el caso, he decidido contar Mi Historia, dar a conocer que tanto ha influido la música en mí…
Mi nombre es Kelevra, tengo 19 años, hijo de profesores, crecí en un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme, a pesar de eso, es un lugar tranquilo en donde se oye la música comercial, en especial la “Salsa”, “Cumbia” y la “Banda”…
Mi infancia fue algo extraña, uno de los mejores alumnos en la primaria, el clásico niño bien portado y con buenas calificaciones, era el niño al que sus padres no dejaban salir a la calle, el que no se reunía con sus compañeros de la escuela a menos que hubiera tareas en equipo.
Desde pequeño me gustaba ver los videos musicales que mi padre ponía en la casa e imaginarme que era el guitarrista o el baterista. Me volví admirador de Pitágoras, porque siempre me narraban que el relacionaba todos los sonidos de la naturaleza con la música, y que para el todo eran números, como los compases de la música.
Un día conocí a unos niños grandes mientras caminaba por la plaza, parecían que eran de prepa, bailaban brak-dance, lo malo era que se reunían los fines de semana por las tardes en el kiosco del pueblo y por lo regular cuando terminaban se ponían a tomar (beber cerveza).
Me empecé a juntar con ellos porque su música en ese entonces era extraña para mí, también para aprender a realizar esas piruetas. Para juntarme con ellos un primo al cual sólo le interesaba ese baile me iba a sacar de mi casa con el pretexto de que íbamos a jugar baloncesto, cosa que no era mentira, ya cuando empezaba a anochecer dejábamos de jugar y nos íbamos a la plaza para vernos con los chicos voladores. Cuando se enteró mi madre dio el grito al cielo y sus palabras fueron:
- Ellos son unos vagos, no te juntes con ellos, desde hoy no me vas a salir en las tardes.
- ¿Y tú como sabes que son unos vagos?, sólo se reúnen en las tardes para bailar y eso no tiene nada de vago.
Se podría decir que ahí fue mi primera revelación con la autoridad de la casa, por la música. Con el tiempo entendí que mi madre solo se preocupaba porque me desenvolviera con personas sanas, y al decir sanas, me refiero a personas que no me indujeran a tomar, a fumar, o hacer cosas malas para la sociedad.
En mi último año de primaria formé parte del grupo de turismo, por parte de mi hermano, para dar visitas guiadas a los gringos el “Día de Muertos”, acepte porque en esas fechas los danzantes de la zona tocan en la explanada música prehispánica y eso hacía que me transportara a un lugar mágico.
Cuando entré a la Secundaria mi vida dio un giro radical, me pasó lo que a muchos les ocurre en esa etapa de su vida, me volví un poco agresivo. Nunca me gustó ser como los demás, yo era el único de la escuela que llevaba encima de la playera blanca playeras obscuras de grupos como: Iron Maiden, Lacrimosa, Transmetal, etc. Me ponía el suéter al revés sin el escudo, ni el listón, cosa que me llevó a varios problemas con el profesor de Cívica, ya que su clase se vasa en reglas que el sistema impone, en su clase él siempre me decía:
- De pie frente al pizarrón con libro y cuaderno.
Por vestir diferente a mis compañeros.
Entendí que Pitágoras estaba equivocado, no todo eran números, y desafortunadamente el sistema se basaba en ellos, cosa que hasta la fecha no me agrada, ya que un número, en lo particular, no me dice que es lo que sé y que no, por lo regular en los exámenes al igual que varios, copiaba, con excepción de Matemática y Química, en esos eran cuando Antonio y yo dejábamos que nos copiaran, como son las cosas, ¿verdad?
Conocí a diferentes tipos de personas y sus diferentes tipos de vida, me relacioné con los que eran de posición económica estable, al igual que la mía, también de baja economía, que se veían obligados a trabajar por lo menos los fines de semana para terminar su secundaria, y ahí fue cuando conocí la responsabilidad, ya que no es lo mismo que tus padres te den para tus útiles a que tengas que trabajar para tenerlos, me di cuenta que la vida no es igual para todos, y que influye bastante el medio en el que te rodees.
Por estas situaciones y otras más, decidí trabajar sin el consentimiento de mis padres, conseguí un empleo en albañilería con un tío, no me ponía hacer la gran cosa, e incluso a veces no hacía nada y me pagaba. Él siempre trabajaba con música, pero muy raras veces no ponía ni siquiera la radio, pero dentro de mí se hallaba ese algo que no sé describir, solo sé que al existir silencio me ponía a unir los sonidos que se producían por los gritos de los niños jugando futbol en la calle de atrás, a los martillazos que se le daba a la pared, e incluso podía escuchar la cumbia que ponía la señora de la tienda, y todos esos sonidos juntos daban un ritmo extraño y feo para algunos oídos.
El trabajo me llevó a un conflicto familiar. Al enterarse mis padres lo primero que me dijeron fue:
- ¡Cómo que ya trabajas!, qué va a decir la gente…
Eso me causó un gran impacto, como la mayoría del pueblo conocen a mis padres como “los profesores”, entendí que la imagen de ellos era muy importante, y mis palabras, muy maduras para mí en ese entonces fueron:
- Déjame valerme por mí mismo, que la gente hable, mientras tú sepas que tengo dinero porque trabajo y no porque este robando, lo que digan no importa.
- Está bien que ya trabajes, pero, ¿por qué quieres trabajar?, ¿por qué no avisaste?, ¿por qué…, por qué…? A demás tú todavía eres un hijo de familia y no debes trabajar, aparte de que le debes echar ganas a la escuela.
- ¡Por favor! Déjame trabajar solo un tiempo, te prometo que no descuidare la escuela.
Mi madre hablo con mi tío:
- ¿Por qué dejabas trabajar a mí hijo?, ves que este es un trabajo pesado y puede lastimarse…
- Tranquila mujer, a tu hijo no le pongo a cargar más de lo que su cuerpo aguanta, a lo mucho carga como 20 tabiques en todo el día y a veces no hace nada. Tu deja que aprenda que la vida no es fácil, que sepa cuánto cuesta tener veinte pesos en la bolsa, y no te preocupes por lo que diga la gente, la mayoría empezó a trabajar más pequeños que él en el campo y no lo ven mal .
Al sentirse convencida, o al menos eso creo, nuevamente habló conmigo condicionándome:
- Si bajas de promedio no te dejo volver a trabajar.
- Está bien, te lo prometo.
En el segundo año de secundaria conocí lo que era el alcohol por dentro, bueno experimente qué era una borrachera, eso pasó cuando, según yo, estaba enamorado, y como todo amor de secundaria debe de terminar tarde o temprano, el mío terminó un 14 de febrero, me fue infiel, la encontré con un amigo, cuando los vi sentí un dolor muy grande, ese día me brinqué la barda de la escuela y me fui a la fiesta que un amigo había hecho en su casa.
Rumbo a la fiesta se oían puras canciones de banda, esas que son de desamor, para acabarla, al llegar a la fiesta estaba una canción que le fascinaba a ella, y sin pensar me puse a tomar como loco, y como mal tomador solo podía terminar en un solo estado: ebrio.
- ¡Oye!, tranquilo, te voy a dejar a tu casa – Me dijo Antonio.
- No quiero regresar a mi casa en este estado, qué pensarán mis padres, qué van a decir de su hijo.
- Tranquilo, ya es tarde, anda, vamos te voy a dejar, o prefieres que hable a tu casa y ¿qué vengar por ti?
- Esta bien, vámonos.
En todo el camino pensaba en que se iba a acabar mi imagen de niño bueno para mis padres, que nunca me volverían a verme igual, que me iban a pegar, etc. Me sorprendió su reacción ese día, cuando me vieron dejaron que me fuera a dormir, al otro día se pusieron a platicar conmigo, cuando yo esperaba una golpiza de su parte. Ahora cuando recuerdo esto me da risa.
A fines del tercer año, me entró la curiosidad por tocar la batería, le dije a mi cuñado que me diera viada y le dijera a su amigo que me enseñara. Mi cuñado habló con él y aceptó; yo pensaba que era cosa fácil por como se miraba en los videos musicales, pero ya estando detrás de la batería las cosas son diferentes.
Al inicio me costó la coordinación, una vez dominado este punto, aprendí lo que es la rítmica y la métrica, memoricé un par de canciones y cuando ellos tenían presentación en algún lugar, y me dejaban ir mis padres, tocaba las canciones que me sabía con ellos.
Hice el examen a la media superior, y al terminar la secundaria me fui a el SETis, al volver a ver a varios compañeros me di cuenta que no todos tuvieron la misma surte que yo para ingresar a un nivel académico superior, unos ni siquiera hicieron el intento para ingresar, por su situación económica.
Cuando estuve en el SETis el primer semestre fue normal, el problema fue cuando llegué al segundo semestre, conocí a otro tipo de gente muy similar a mí, la que no se basaba en los números, que sin duda alguna son muy inteligentes, empecé a ir a fiestas, llegar tarde, discutir con ellos sobre algún libro que nos poníamos de acuerdo para leer; empecé a centrarme en la música, dos compañeros y yo creamos los cursos de guitarra en el SETis.
También formé parte de un grupo de heavy metal, en ese grupo yo tocaba la guitarra, todo iba bien, éramos puras personas comprometidas en hacer algo musicalmente hablando, con excepción de Hi-hi, él era la piedra dentro del zapato, en lugar de ensayar era el primero en sacar el alcohol, no digo que estuviera mal, pero que lo sacara después del ensaño, no antes de.
Al dedicarle más tiempo a la música fallé académicamente, reprobando todas las materias. A consecuencia de eso el instituto me corrió, porque según ellos yo no tenía nada que hacer en su institución. Tomé un año sabático, pero no fue para descansar, sino para ingresar a un instituto de computación, el cual tenía la duración de una hora diaria por las mañanas y por las tardes me iba a trabajar en una alquiladora, porque la verdad me era insoportable estar en un lugar cerrado.
El ritmo de vida comenzó a ser un poco agitado, pero me acostumbré, hice el trámite de ingreso a la media superior por mi cuenta, con sólo el apoyo de mi hermano, porque mis padres me dijeron:
-Nosotros te hemos apoyado en tus decisiones, que querías trabajar, que te gusta la música y quisiste aprender a tocarla, te dejamos porque nació de ti. Ahora si en verdad quieres estudiar quiero que se vea algo de interés en ti, porque a “fuerza ni los zapatos entran”. Claro esto me lo dijeron como motivación, porque ya cuando se acercaba la fecha de trámites me recordaban a cada momento.
Hice el examen nuevamente y me quedé en el Colegio de Bachilleres No.14. Ahí encontré a otro tipo de personas, unas muy tranquilas y otras muy similares a mí, nuevamente. Al ingresar al Colegio intente tramitar mi beca, pero para suerte, me tardé en el trámite, el modo de evaluación se me hacía muy pesado, no sé si en verdad es pesado, o fue por el descanso que ya tenía sin estudiar, aparte de que ya tenía varias actividades, en primera: trabajaba; segunda: las clases de computación, tercera: la banda de heavy; cuarta: las clases normales; y por ultimo: mis actividades extra escolares en el taller de música de la escuela.
Con el paso del tiempo me acostumbré a ese ritmo de vida.
Por estas fechas terminamos por echar a Hi-hi de la banda de heavy metal, porque de todos era el único que no le daba importancia al grupo, conocimos a otro baterista de género Ska, que terminó siendo un Rock-Star, y también lo corrimos, las voces se aburrieron de no tener presentaciones y se fueron. La banda se deshizo.
Pasó un buen rato sin que estuviera en otra banda, los sonidos y silencios de lo clásico llamaron más mi atención, por lo que le pedí al maestro del colegio me proporcionara temas, lo malo fue que me pasó las partituras y yo casi no conocía esos códigos, por lo que me enfoqué aún más en aprender a leerlas e interpretarlas, y no es por champar las cosas pero ese profe no me enseño ni un poco, así que decidí estudiar por mi cuenta, cosa buena a mi parecer ya que ahora estoy dando cursos de guitarra básica en Xochimilco.

El ritmo en la música es la “proporción guardada entre el tiempo de un movimiento y el de otro diferente”. O en otras palabras, son los silencios los que dan armonía a los sonidos. Creo que mi vida se ha conformado de silencios, de pausas, de interrupciones que han dado a mi experiencia una continuidad, y esas rupturas son las que me han hecho valorar y comprenderme no sólo a mí mismo, sino también a mí realidad social.
Afortunadamente el pasado mes de Marzo concluí los cursos recibiéndome como técnico en “Sistemas computacionales” y en “Desarrollo de sistemas”, por el CCPM. Actualmente tomo clases de inglés en otra institución (aunque no me guste el ingles, dicen que es "importante").

1 comentario:

  1. =)
    CADA VEZ SIGO COMPROBANDO Q ESTAS LOKITO!!!!!
    n_n
    GRACIAS POR COMPARTIME ESTA INF.
    TE KIERO MUCHO!!!!

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